Hoy 17 de junio se conmemora el bicentenario de la muerte de Martín Miguel de Güemes, quien es considerado el héroe de la Independencia y una pieza clave en la estrategia del libertador General José de San Martín. A continuación dejamos una breve explicación de su importante papel en la lucha por la independencia.

 Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785 y a los catorce años ingresó en la carrera militar. Participó en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas y al producirse la Revolución de Mayo, se incorporó al ejército patriota destinado al Alto Perú y formó parte de las tropas victoriosas en Suipacha.

Desde 1814 Güemes se había puesto al frente de gauchos guerrilleros que les hacía la vida imposible a los invasores. El general San Martín, en reemplazo de Belgrano en el Ejército del Norte, recorrió la zona de combate a comienzos de aquel año y pudo comprobar las atrocidades cometidas por los españoles contra nuestra gente. Indignado por lo que vio y orgulloso de la acción de los hombres de Güemes, el “Jefe” aprobó lo actuado y le ratificó los beneficios de su táctica guerrillera.

El 3 de agosto de 1814 las tropas al mando de Güemes obligaron al jefe realista Joaquín de la Pezuela a evacuar Salta y ponerse en retirada hacia el Alto Perú. Al año siguiente lograron madrugar al ejército enemigo y derrotarlo en el Puesto del Marqués el 14 de abril de 1815. El 6 de mayo del mismo año, el Cabildo local lo designó gobernador de la provincia. Gracias a su experiencia militar, se puso al frente de la resistencia a los realistas, organizando al pueblo de Salta y militarizando la provincia para frenar a los ejércitos del rey.

Pronto comprendió que tendría que arreglárselas solo para cumplirle al único jefe que reconocía: don José de San Martín. El ejército infernal se ponía en marcha. Desde los “changuitos”, las mujeres que formaban una eficiente red de espionaje, hasta los curas gauchos que usaban los campanarios como torretas de vigías y sus campanas como alarma ante la presencia del enemigo. Todo un pueblo en armas para enfrentar al ejército que acababa de vencer a Napoleón.

En 1821 la vanguardia española conducida por José María Valdés, apodado “el Barbarucho”, un coronel salteño traidor a las órdenes del ejército español lo acorraló. Güemes se refugió en casa de su hermana Magdalena Güemes de Tejada, “Macacha”. Mientras escribía una carta escuchó disparos y decidió salir por la puerta trasera. Logró montar su caballo y emprenderla al galope pero recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical con la intención de preparar la novena defensa de Salta.

Finalmente fue trasladado a la Cañada de la Horqueta donde pasó sus últimos diez días de vida. En dos ocasiones el jefe español Olañeta le envió emisarios. Le ofrecía un médico y remedios, y volvía a intentar sobornarlo. El 17 de junio de 1821 los pobres de Salta y sus alrededores se quedaron sin padre. Moría Martín Miguel de Güemes el hombre que había rechazado con sus infernales nueve invasiones españolas. Todo aquel pueblo que lo había acompañado en las buenas y en las malas, concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical.


Semblanza de Martín Miguel de Güemes escrita por el historiador Felipe Pigna.